Esta es una historia de la perseverancia e ingenio de un grupo de mexicanos liderado por el ingeniero Francisco Díaz Covarrubias y su viaje para tomar una fotografía del planeta Venus.
Actualmente, no es muy complicado tener una foto de alta definición de este planeta vecino, sin embargo en 1874 no existía la tecnología para lograrlo, por tanto al lograr su objetivo, la imagen de este grupo fue considerada un éxito para toda la humanidad.
Para entender la genialidad de esta anécdota situémonos en 1872, dos años antes del momento que realmente nos importa, en ese tiempo la república mexicana era gobernada por Benito Juárez.
Ese año hubo elecciones presidenciales en México, en donde Sebastián Lerdo de Tejada derrotó a un joven Porfirio Díaz en las urnas.
Para entonces, el ingeniero Francisco Díaz Covarrubias era subdirector de la Escuela Nacional Preparatoria y uno de sus intereses era la astronomía. Su afición poco a poco se convirtió en su principal actividad y publicó un ensayo donde desarrolló con minuciosidad los movimientos de Venus dentro del Sistema Solar.
México a la vanguardia
Una vez que Lerdo de Tejada asumió la presidencia, Díaz Covarrubias continuó desarrollando sus habilidades y se convirtió en un experto del tema espacial en México, para 1874 un diputado que asistió a una de sus conferencias quedó maravillado.
Este diputado se llamaba Juan José Baz y el destino quiso que en una ocasión platicando con el presidente Lerdo de Tejada, le contó sobre el ingeniero y sus avances en la astronomía.
El presidente quería que México diera una impresión de que era un país en vías de desarrollo y creyó que la mejor manera para demostrarlo al mundo era apoyar a la generación del conocimiento, por tanto decidió apoyar los estudios de Díaz Covarrubias.
Una vez que se entrevistaron el ingeniero y el presidente conversaron sobre una expedición para tomar una fotografía de Venus, planeta que como ya se dijo, era de sumo interés para los estudios de Díaz Covarrubias.
Para lograrlo era necesario seguir la ruta visible de ese planeta desde el firmamento de Tierra, pero una tarea así involucraba una inversión muy fuerte para ese entonces, además de equipo especializado y personal capacitado.
Lerdo de Tejada accedió, pero con algunas limitantes y de esta forma el ingeniero tuvo que planear el viaje y elegir al equipo que lo acompañaría, a este grupo se le denominó como la Comisión Astronómica Mexicana.
El punto específico de la Tierra donde Venus tendría mayor visibilidad era en Japón, sin embargo, esto no sólo del conocimiento del mexicano, sino que la comunidad astronómica mundial también se preparaba para el evento, por lo que comenzó una carrera a contratiempo para no perderse este momento.
Para esta tarea, Francisco Covarrubias seleccionó a Manuel Fernández Leal y Agustín Barroso, dos colegas suyos en la ENP y también los acompañó el cronista Francisco Bulnes para tomar los datos del viaje.
El viaje a Japón
En septiembre de 1874 la Comisión Astronómica Mexicana inició su travesía partiendo a tiempo hacia Veracruz en tren, pero ahí tuvieron su primer problema: al llegar al puerto había una epidemia de vómito negro que impedía a los viajeros salir del país.
Tras muchos retrasos, los científicos mexicanos lograron acreditar que no estaban enfermos y pudieron zarpar en barco hasta la Habana, Cuba el 24 de septiembre. Durante sus trayectos se encargaban de modificar sus telescopios para dotarlos de mayor visibilidad.
En la Habana tomaron rumbo a Estados Unidos, al llegar nuevamente fueron puestos en cuarentena, debido a que la noticia de la plaga en México había llegado hasta el país del norte.
El gobierno mexicano, a través de la embajada en EU, tuvo que intervenir para explicar a las autoridades sanitarias de ese país la importante misión en la que se encontraban los viajeros y solamente así pudieron continuar su trayecto.
Durante su estancia en Estados Unidos, la Comisión quedó maravillada al atestiguar el paso de una aurora boreal, ya que en México es un fenómeno casi ajeno por completo.
Cuando se embarcaron de nuevo, esta vez con dirección a Japón, una tormenta estuvo a punto de hacer naufragar la nave. Pero milagrosamente sobrevivieron hasta llegar al país oriental.
Finalmente, en noviembre de 1874, los viajeros mexicanos lograron pisar las tierras japonesas, donde fueron recibidos por académicos de ese país y durante su estancia instalaron dos observatorios en la localidad de Yokohama.
Ahí los investigadores tuvieron que hacer uso de todos sus conocimientos y una gran muestra de creatividad para adaptar sus herramientas, puesto que solamente tenían una oportunidad para tomar la foto.
Por increíble que parezca, el verdadero reto para la imagen no era la enorme distancia distancia, sino la situación específica, puesto que el objetivo era fotografía a Venus pasando frente al Sol, es decir, debían encontrar la forma de que sus telescopios funcionaran correctamente al apuntar directamente a la luz de nuestra estrella.
El día del avistamiento llegó y los estudios de Covarrubias se corroboraron con la aparición de Venus justo en el lugar y momento donde estaba contemplado y el equipo logró tomar varias fotografías de ese planeta.
Esto significó un enorme avance para la ciencia astronómica mundial y el entendimiento del Sistema Solar. Díaz Covarrubias ganó fama internacional y desde ese momento, todas las técnicas aplicadas para lograr la fotografía de Venus se conocieron como “el método mexicano”, que fue replicado en observatorios de todo el mundo.
La bandera e México ondeó en edificios de Japón como señal de reconocimiento a la Comisión Astronómica y su hazaña.